El antibiótico puede ayudar a controlar momentáneamente la infección en algunos casos, pero no la resolverá si no se trata la causa (caries, pulpa inflamada o infectada).

El antibiótico no puede curar la infección del interior del diente, porque la pulpa tiene una capacidad de recuperación limitada. Y si dejamos que el proceso avance, tanto el nervio como los vasos sanguíneos se descomponen. Sin irrigación sanguínea el antibiótico es incapaz de llegar dentro del diente.

Para que el diente afectado se cure es necesario limpiar, desinfectar y sellar el interior (conducto radicular) contaminado.